martes, 5 de mayo de 2009

Yo no tengo la culpa ¿no?

El domingo de este largo fin de semana fuimos a El Retiro con la intención de disfrutar de la prensa. En domingo, me apasiona leer El País y me apasiona más si en ese domingo luce el sol. Siento una cierta envidia por la forma de escribir de esos contadores de historias.

Yo andaba ojeando páginas del diario y él la revista. Me interrumpió mi lectura para pasarme un párrafo de un reportaje ‘Hogar dulce hogar ¿o la peor Pesadilla?' de Borja Vilaseca. Decía así: ‘’Después de demasiados años compartiendo piso con nuestra familia, muchos nos independizamos algo resentidos, saliendo por la puerta de atrás. Y al encontrarnos cara a cara con nuestra propia vida, no dudamos en culpar a nuestros padres y hermanos por nuestras lagunas afectivas, nuestras inseguridades e incluso por la rabia que experimentamos al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando nuestras relaciones más íntimas’’.

En ocasiones, creo que demasiadas, me refugio en esa inaceptable conclusión para justificar mi esencia, autoengañándome, plenamente consciente de que soy la única responsable del mal de mi vida.

Yo, como recomienda Vilaseca, hace tiempo que fui lo suficientemente consecuente para dejar de imputar a mi pasado mis actos presentes, mi talento y talante, o falta de ello, en mi relación con el mundo. Sin embargo, es más fácil culpar a otro ¿no? Siempre es más fácil responsabilizar a otros ¿no? El carpetazo es más limpio.

También me justifico preguntándome por qué voy a ser yo diferente si en muchas charlas descubro a diversos culpadores del pasado argumentando la amargura de su presente. Otro gesto fácil.

Gracias a estos culpadores del pasado, al verme en un espejo, aterrada retomo el argumento ‘de tú eres producto de ti mismo’. Intento no olvidarlo, no me presiono y, si un día caigo en ser un culpador del pasado, no me angustio, me abandono a ese sentimiento, prometiéndome que mañana volveré a ser producto de mi misma. Me doy licencia para un día de autocompasión, pero no más, ya que, entonces, sólo yo seré culpable del desagrado de mi hoy.

Por otro lado, caprichosamente también responsabilizo a mi pasado de las alegrías de mi presente. ¿Por qué no? Soy producto de mi misma ¿no? Así que, puedo hacer lo que me venga en gana y crearme como quiera utilizando y desechando lo que me apetezca.

La mayoría de los días me gusto, porque disfruto lo que han hecho conmigo aquellos que me han querido y me quieren.

Gracias a: Pedro, Ara, Cristina, Mavi, Virginia, Leila, Mapi, Aubin, Ratita, la Negra, María, Maricarmen, Las Evas, las Nurias, las Martas, las Elenas, las Arantxas, las Anas, los madrileños, los asturianos, los cántabros, los vascos, los alicantinos, los londinenses postizos, los canarios, los pasados, presentes, futuros y a Julio.  Mi pasado con ellos me hacen crear un buen presente y desear un mejor futuro.

Gracias a esos pasados, que intento conservar cada día con ternura, amor y respeto, - en ocasiones con gran torpeza- cuando tengo días por culpar al pasado, ellos me dan ánimo para  vivir, no malvivir, mi yo presente.

**Sulferilla, va por ti**

2 comentarios:

  1. Gracias a tí por hacerme partícipe de tu vida, por existir en la mía, por darme tanto amor y ternura, por ser como eres....
    Siempre, siempre, siempre estaré a tu lado, por muy lejos que estes.
    Te adoro.
    Ara

    Pq tenemos esa horrible manía de culpar a los demas???????
    Q alguien me lo explique, porfa

    ResponderEliminar
  2. Mi querida Ara:

    Lo de la echar la culpa a otras, inevitable, se vive con menos peso. En cuanto a nosotras: de mí recibes lo que tú me has enseñado.

    Vente, vente, vente....No dejes de mirar billete
    Besos, besos, besos

    ResponderEliminar