viernes, 11 de septiembre de 2009

Y resulta que no sé sobre qué escribir

Y resulta que no sé sobre qué escribir. Sentada en el coche imagino relatos. Cosas mías, cosas de otros, cositas que observo…pero, resulta que ya no sé sobre qué escribir.

Hoy, he entrado en casa de una amiga, no la conozco, pero con sus palabras me hace compañía. Me dije: ‘voy a hacerle una visita y seguro que su aire fresco se me contagia y a alguno de esos relatos de carretera le da por presentarse’.

Y es que mi sinceridad me lo tiene prohibido. Me ha paralizado y estrangulado. Lucho contra ella, pero es más fuerte que yo. Así que, he decidido engañarla y escribir sin orden, sin sentido. Utilizar un mal pegamento para expulsar aquello que se escape de sus garras y copiar a otros, hasta que la sinceridad se agote y vuelva a ser libre.

Y sin sentido de la moda, unir pensamientos tan dispares que ni la sinceridad podrá retenerlos.

No lo entiendo… ¿por qué no me han llamado? Tengo talento. He mostrado talento.

¿Por qué siento tanto cariño, comprensión y compasión por Delirio? la hija menor de Neil Gadman?

Te echo de menos. Nanas que no son nanas acompañadas de guitarras. Hace mucho tiempo. Casi las olvido. Me ayudaron a dormir. No me dolía el brazo.

No lo entiendo… ¿Qué es lo que tienes en tu cabeza para decirme eso? No observas, no lo sientes, no lo aprecias. Algo te pasa por tu cabeza. No te enteras, aunque lo parezca, yo no sé leer cabezas.

Es el aburrimiento que me vuelve idiota. Necesito ocupación…

Qué bien sientan los viajes de novias….

Cómo me gusta la pasión. Cómo la disfruto….

Lo que hago, ¿lo hago porque quiero o me he impuesto una obligación? O, peor ¿Dejo que me la impongan?

Sí, me gustan los besos ¿y qué pasa?

Esto es una farsa…. ¿dónde está la autenticidad?

No es justo. Pero, ¿Qué es la justicia?. Todo son tonterías. Nada tiene importancia.

Se le pasará… Pero, ¿y a mí? Llevo un carro de la compra y lo voy llenando.

Qué arropada me sentía en su terraza…

Algo estoy haciendo mal. ¿Hice bien antes?

¿Estará bien mi amiga? Tenía que haberla llamado cuando me aislé entre las olas.

Qué noche más mágica la de esa cena….

Cómo lo admiro. Su trabajo, su dedicación, su imaginación, su creatividad.

Éste es perfecto para mí…

(……………………)Este pensamiento está acorralado por la sinceridad. Quiere salir, pero no le deja. Está bien encarcelado… y con él, miles.

Edificios retorcidos todos en negro y gris. Una niña, en negro y gris, con un globo, en una calle en pendiente. ¿Es la perspectiva, o tiene que subir?. Le va a costar la cuesta.

Carcajadas. Intención. Emoción…¡Guau!

Fue admiración. Fue amistad. Fue una gran decepción. Es una herida pa curar… utilizaré aloe vera. Sobre eso escribí. Un trabajo que hice contigo

Seguro que hoy me pierdo. Internet no es la panacea

¿Cómo podrá con tres niños?

Me da que tengo que buscar un trabajo de camarera pa sacar unas perrillas

No sé qué hago. Hay un momento que lo único que queda es rendirse. Pero, ¿cuándo sabe uno cuándo hay que rendirse?

Hoy va a ser un buen día...

Qué haré en octubre¿?

Letras de canciones, letras de otros….. ‘Lo Que Yo Quiero’….Joaquin Sabina

lo que yo quiero, corazón cobarde,

es que mueras por mi...

Y morirme contigo si te matas,

y matarme contigo si te mueres,

por que el amor, cuando no muere mata,

porque amores que matan, nunca mueren...

**************************

Llegará una revolución que propicie la libertad. Hasta entonces, resulta que no sé sobre qué escribir.

viernes, 3 de julio de 2009

La mal-venida

Y vino…mira que ya asechaba… Se puso tontita dando vueltas a mí alrededor, se iba acercando poquito a poco, merodeándome. Daba pasitos, pequeños, dudosos, arrastrados y circulosos.

Le intuía, le miraba de reojo, en un principio con suspicacia, hasta llegar a la irritación cada vez que oía uno de esos pasos suyos deslizao…

Cuando le noté llegar, le confundí con otros…¿Será el calor? Sí, es el calor, que no me deja pensar, que me agota el alma y el movimiento, que me duerme la energía y que se enreda con mi imaginación.

Entonces, busqué las horas de menos acaloramiento para dar ánimo a mi voluntad… ¿qué hay curioso por el mundo p’ echarle un vistazo? Lo conseguía, tres movimientos míos, un paso atrás de ella. Bien, le tengo controlada. Está a raya.

Pero, no. Ella es insistente y espera en los derroteros de mi espacio, dando vueltas, tranquilita, con los brazos descansados en su espalda, como esperando el próximo autobús, sin prisa. No tiene urgencia, porque tiene todo el tiempo del mundo. No le preocupa que venga su enemigo a espantarla, no lo husmea cerca, tiene que estar entretenido en otros lares.

Y yo me descuido, poquito a poco. Por las mañanas, mis tareas se espacian entre ellas; por las tardes, se alargan las tumbadas. Y casi no me entero. ¡Ummmm! Percibo algo e intento identificarlo: Ah! Ya sé. Son las hormonas. Qué revueltas que las tengo. No hay que preocuparse, sino esperar con tranquilidad a que se calmen. Definitivamente, son ellas que hacen migas con el calor y me ralentizan los movimientos.

Entonces, no lucho contra ellas y sólo espero a que se coloquen en su lugar. Ya se aburrirán de molestarme y podré seguir jugando con mi imaginación, curiosidad, creatividad y deseo.

Pero… esos murmullos no son familiares. El sonido no es seco, característico del calor de Madrid y, las hormonas, que sí que están revueltas, nunca han jorobado tanto. ¡Ummmmm! Aquí hay algo más.

Decido despistarla, cojo una mochila y me escapo cuatro días en la mejor de las compañías, para hacer fuerza y poder confundirla en su empeño de seguirme. ¡Ja! , lo consigo. No tiene las zancadas tan largas y sabe que su enemigo está donde me voy. Batalla ganada.

Pero antes de marchar noto en la oscuridad una gran sonrisa cerrada e irónica, igualita a la del gato de Alicia. La miro en la distancia, con suspicacia, pero no me asusta. Le doy mi costumbre manotazo imaginario, del que hago uso cuando algo me incomoda.

Llega la hora de la vuelta y me la encuentro de frente. Esperando sentada en el confortable sofá, en la penumbra de mi cálido hogar, con las piernas cruzadas, con su mano izquierda dando palmitas pausadas en el sillón, como diciendo: Anda, L. siéntate junto a mí y no te resistas.

Suspiro. Le miro con resignación, me quito lentamente la mochila de la espalda y me voy disculpando con mis excusas. Me siento junto a ella, mientras me va colocando el brazo por los hombros, como una vieja amiga, acercándome a su cuerpo. Me acomodo en su abrazo, mientras me despido de cada uno de mis amigos: la energía, la curiosidad, el empeño, la imaginación, la creatividad, la risa tonta, la lista y, por último, la voluntad. Ésta me traslada una mirada cansada y reprochona, diciéndome sin hablarme: ‘Mira que te avise. Mira que te dije que tuvieses cuidado, que venía una vieja enemiga’.

Hoy al despertarme me la he encontrado, sentadita frente a mí, en la esquina del cuarto en la que se ha acomodado desde hace algunos días. Por fin me ha puesto de buena mala leche, hasta tal punto, que he sustituido el manotazo de costumbre por una buena hostia. Ahora, mientras escribo, le tengo bien atontada en el suelo. Noto que se recupera, pero no voy a dudar en darle otro tortazo.

Yo le llamo pereza. La voluntad le conoce por apatía, desidia, abandono. No me gusta que le nombre así, le da más importancia y yo no quiero hacerle grande. Ha ganado algunas batallas, pero por nada del mundo va a ganar la guerra.

Hoy, yo le tengo controlada, pero cuidadito con ella, que es escurridiza y jode mucho.

Risas y sonrisas

lunes, 1 de junio de 2009

Popurrí de otr@s

***De la Ex política sobre Pero cómo es posible que haya habido tantas guerras en el mundo, si el hombre nunca quiere discutir…

Desde hace años, (no se q pasó para q lo pensara y sobre todo, para q lo empezará a “difundir”) repito con cierta frecuencia a mis amigas que las mujeres no hemos avanzado, ni ganado una batalla absurda para ocupar un papel en el mundo profesional, familiar y personal, mas bien, bajo mi punto de vista, hemos retrocedido. Vamos, que ni en las cavernas!!

Generalmente, esta “profunda” reflexión, suelo sacarla cuando nos reunimos, no de meriendita con te verde y pastas, sino en las reuniones con copas previas a alguna salidita nocturna, momento en el que se nos empieza a soltar la lengua y por lo tanto empezamos a criticar a los hombres en general, a los ex en particular y a echar de menos épocas pasadas de mucha diversión, más coqueteos y sobre todo ningún problema ni complicación más allá del “q' me pongo el finde q viene”.

El caso, es que realmente creo que mientras nuestras madres y abuelas se quedaban en sus casas cuidando de sus respectivos hijos y esperando a sus mariditos, haciendo crochet y poco más, nosotras, esas mujeres profesionales e independientes de hoy en día, hacemos más de lo mismo o peor. Sí sí….a ver quién es la lista o el listo que me dice que las mujeres de hoy no siguen llevando el peso de la casa, los hijos y todo lo que eso conlleva!!. Vamos, para dejarme de mariconadas y siendo explícita, ahora mismo, las mujeres son las freganchinas, las mismas niñeras de antes, que además curran fuera de casa y que, por supuesto, estamos obligadas a hacer todas esas tareas con las mechas en perfecto estado, depiladas, sin celulitis, manicuras y pedicuras en perfecto estado y fashion de la muerte.

No m jodaaaaaaaannnnnnn las feministas!!!!

Yo ya no celebro el día de la mujer trabajadora, voy a intentar instaurar el día de las mujeres objeto, o más bien, el día de las que queremos pasar de ser independientes a ser unas mantenidas. Así de claro.

Tuve un ex, esos que tanto me molestan y que quiero enterrar (si si, enterrar literalmente, echarles tierra encima en mi mini jardín) al que le decía que en la relación yo ocupaba el puesto de “Jefa de Mantenimiento”. A él, al parecer, le hacía mucha gracia mi inventada expresión y lo contaba a diestro y siniestro. Lo contaba pero no se enteraba, está claro, por eso es un ex.

Me da que como dice un amigo, me tendré que conformar, no puedo pretender ser vagón, si al parecer nací para ser locomotora….

Al menos tu blog desahoga L. TK

*** De la Ratita sobre Pero cómo es posible que haya habido tantas guerras en el mundo, si el hombre nunca quiere discutir…

De qué sirve la sinceridad???

Me acaba de pasar hace más bien poco que, al abrirme lo más que he podido y al ser lo más sincera que me ha sido posible, he encontrado el efecto rebote. Sí, sí, me he dado cuenta que no se puede ser sincero. Que las declaraciones, dejando claro lo quieres, se pueden volver contra ti, como me ha pasado a mí. Sí, sí, esperaba otra cosa, tener después de aquella sinceridad otras sensaciones y lo que he tenido ha sido prácticamente el rechazo, y de alguien que se supone que me quiere, que le hago feliz en el día a día y que me echa de menos cuando no estamos juntos.

Qué desilusión, qué decepción…habré caído como tantas otras personas en la mentira??, habré creído falsas palabras?? Si fuese fácil, si fuese fácil desprenderse de lo que quieres y pasar página, lo haría, lo haría y lo haría.

Una que no me haga pensar, por favor…

Hace algunos años decidí que en mi vida, si podía evitarlo, se acababan las películas profundas, de esas que te revelan el sentido de la vida o lo cruel de la existencia. Mi decisión, estúpida pero operativa, se basa en que de una pantalla sólo necesito evasión, no quiero pensar gracias o por desgracia a ella. Es una decisión firme y pocas veces la violo. Digo pocas veces porque, alguna vez, por error, termino visualizando e interiorizando una magnífica obra de un mejor pensador.

En estos quinces días de soledad forzosa, en mis visitas a casas de amigas he sustraído algunas películas para entretener mi vago aburrimiento. A la Ratita le cogí unas cuentas pelis piratas bien variadas y con títulos bien tontos, no vaya a ser que alguna fuese buena; a la Artista, una: Cena entre amigos.

Con satisfacción me he dado cuenta de que mi vago aburrimiento no acude muy a menudo, porque Cena entre amigos la he visto por parte entre los dos domingos de esos quince días de soledad forzosa, y una cualquiera de la Ratita, Cómo perder a un novio en diez días, en el segundo domingo, tras la otra mitad de la Cena…

Me equivoqué con la primera película. Es una película que trata de las relaciones entre parejas. Su fuerte es el diálogo…Ósea, te hace pensar. Enfoca a dos parejas enfrentándose a la rutina del matrimonio. Una, se rompe, la otra persiste.

Me recordó una charla que mantuve con mis amigas, la Ex política y la Artista. A lo largo de la conversación, espontáneamente dije algo brillante, creo que fue así porque la Artista asentía mientras yo continuaba hablando y a mi misma me auto descubría el sentido de la pareja.

El éxito de la pareja no radica en no cometer errores, radica en superarlos juntos. Te merece tanto la pena tu existencia junto al otro, que luchas contra tus miedos, tus acciones irracionales, tus debilidades, tus culpas y todas las suyas. El éxito de la pareja radica en la resistencia.

El matrimonio persistente tenía una fluida conversación sobre cualquier tema, pero cuando se trataba de ellos, la incapacidad de él para hablar y la frustración de ella, les hacía alejarse. Él encontró el método para volver a comunicarse con ella y no se basó en una charla profunda, ni en un balance metódico sobre su matrimonio. Utilizó un ritual antiguo, usado desde el noviazgo. Él, mientras se acercaba a ella, iba avisándole de que algo venía, algo terrible, algo conocido y que a ella le asustaba. Se acercaba, se acercaba más y, cuando ambas respiraciones eran una, él le agarraba con soltura, mientras ella protestaba, hasta que, finalmente, le bufaba con profunda dulzura. Bufff! El susto terminaba con una noche de sexo y amor. Me recordó a un ritual inventado por el Lagartija, que me representa menos de lo que me gustaría, pero ya con la primera vez que lo realizó me enamoró más: 4,58; 4,59… besos, besos. 4,58; 4,59 besos, besos

Como perder a un chico en diez días. Ja, ja, ja. Esa sí que es bien tonta. Aquí acerté ¿o no? ¡Dios mío, qué me hizo pensar! Pero bueno. Algo anda mal. Ella, como experimento para un artículo tonto tenía que conquistar a un chico y en diez días perderlo a base de cometer todos esos errores que ejecutan las mujeres para provocar el espanto de un hombre. Cambio de humor radical; caprichos incomprensibles; joderle la final de un partido; llenarle la casa de peluches; llamarle constantemente; invadirle la casa; ridiculizarlo frente a los amigos y en el trabajo; hablar ñoña; mostrar celos ilógicos…. ¡Dios, mío, dios mío, qué yo hago eso! No todo a la vez, ni tan exagerado, pero sí, lo hago. Un día puedo ser muy pesada y mandar cinco mensajes seguidos; lo de hablar ñoña, cada vez más a menudo; le he llevado a casa un peluche, es un regalo sentimental; sí, le he jodido algún partido- justificado, pero lo he hecho-; con los amigos, sí, recuerdo que en un principio fui políticamente incorrecta; celos, también; cambios de humor, una vez al mes…

Definitivamente esta película ha sido un gran error. Me he visto reflejada en el peor personaje que podía imaginar. Si consuela, él se enamoró de ella y le fue a buscar al aeropuerto, por donde ella pretendía huir, para no dejarla escapar. Aviso a mujeres incontroladas….no vean esta película, hace pensar.

La chica que pretendía ser la peor de las novias hacía artículos tontos para una revista de mujeres tontas y su verdadera aspiración era escribir sobre la paz mundial, las relaciones internacionales, bla, bla, bla… Eso, sí lo he hecho y no lo echo en falta. A mí cada vez me gusta más escribir sobre las cosas tontas de la vida.

Con una película y cuarto ha sido más que suficiente para un día, así que he apagado la tele y he decido compartir mi domingo. Un domingo anómalo. En estos quince días de soledad forzosa me ha parecido tener esos domingos de otros, esos que dicen que son aburridos. Mis domingos, desde hace casi dos años nunca han sido aburridos, aunque no haga nada, y todo gracias a la compañía. Sólo por eso merece la pena seguir en la carrera de la resistencia.

Felices domingos para tod@s

viernes, 29 de mayo de 2009

Pero cómo es posible que haya habido tantas guerras en el mundo, si el hombre nunca quiere discutir…


Nota aclaratoria: Lo que escribo a continuación es de carácter genérico. Todo amigo que lo lea que no se dé por aludido, que siempre hay excepciones. En todo caso, si se da por aludido, por algo será….

En estos días tengo muchas charlas con mis amigas sobre sus relaciones con sus amantes, novios o más que amigos. Todas coinciden en lo mismo. El hombre no quiere, no sabe o no puede discutir. Todos coinciden en que no les gustan las disputas; intentan aparentar que no pasa nada, crean el largo camino de la distancia, aprietan el botón de la desconexión y provocan sus grandes momentos: el tiempo del silencio.

En fin, escuchando estas cosas llegó a la conclusión de qué el hombre es tan irracional como la mujer. Nosotras, casi todas, reconocemos nuestro punto de locura. Puede llegar a ser dramático, pero a pesar de ello, incluso nos reímos. Somos plenamente conscientes de nuestra histeria, nuestras inseguridades, nuestras debilidades, nuestra constante necesidad de cariño. Y, para más inri lo confesamos todo. Parecemos perros de agua… hasta que la insatisfacción y la decepción nos convierten en mastines rabiosos.

Bueno, el caso es que de las incongruencias de las mujeres se ha hablado y mucho. Tanto que las tenemos interiorizadas. Pero y el hombre¿?… de verdad que no me lo explico.

No tengo ni cultura, ni capacidad memorística para enumerar la cantidad de guerras que ha habido en este mundo…. Está claro y es un hecho que, por imposibilidad histórica, la mujer no las ha iniciado. Así que, ellos y sólo ellos son los promotores de estas guerras. Y ¿cómo es posible? Si no les gustan las peleas.

Todos o casi todos creen en la comunicación y en la sinceridad. En esto creo que mujeres y hombres debemos interiorizar estos conceptos de forma inversa. Mientras que nosotras no paramos de parlotear sobre nosotras, nuestro interior, nuestro estado emociona. Ellos balbucean frases cortas, desconectadas entre sí, con una pereza. Y yo me pregunto: pero, ¿Cómo es posible que estos señores hayan sido capaces de crear infinitos organismos locales, regionales, nacionales e internacionales, cuya única finalidad es el debatir? También es un hecho, por la misma razón anteriormente citada, que estas ilustrísimas instituciones no son producto de las mujeres., aunque nos hubiese encantado.

SINCERIDAD. ¡Guau! Qué término. Nos lo piden por activa y por pasiva…y tontas de nosotras lo creemos, peor todavía, lo ofrecemos. Pero, por favor. Intenten recordar todos esos momentos en los que el hombre se ha sincerado y con elocuentes argumentos han explicado cómo se sienten, qué les preocupa, qué les molesta, etc. etc. etc. ¿Cuánto duran esos momentos? Cuántas de nosotras podemos hablar de situaciones como:

Ella: ¿Qué te pasa?

Él : Nada

Ella: ¿Seguro?, te noto extraño

Él: No nada, estoy cansado..

Ella: ¿Sólo es eso?

Él: Qué no me pasa nada (se está irritando). Me pasas el pan....( no es una pregunta, no te confundas)

Después de unos meses- o a lo peor- unos años, te enteras, por un descuido de él, de que ese día estaba molesto contigo porque no le prestaste la suficiente atención o estaba celoso por un gesto de cariño tuyo a otro, o vaya usted a saber, porque a estas alturas tú ya te has olvidado de ese día. Te entra unas ganas enormes de abrazarle por ese descuido de sinceridad....

Somos unas agobiaderas e insistimos e insistimos y si no nos gusta una frase y un gesto, nos entristecemos y pensamos en ello y pensamos y pensamos ¡Buf, qué cansino! Ya… El hombre no, ¿Verdad? No le da importancia a nada de esas boberías. Si no contestas un mensaje, ¿no se pone nervioso? Si no estás igual de cariñosa ¿No pasa nada, no tiene que ver con él? Si estás silenciosa ¿No te agobia a preguntas?…No, definitivamente el hombre no cae en esas tonterías Nooooooooooo… ¿VERDAD?

La mujer siempre inicia las peleas. Bueno, la verdad es que como señala el dicho es que ‘Somos de armas tomar’- aunque las guerras no hayan sido producto nuestro- Pero, ¿Cómo comenzamos la discusión? ¿Entran por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja, encantados de ver tu bella cara y empezamos a gritar como locas? Desde luego que en casos excepciones de locura irremediable, Sí, así sucede. Pero ¿De verdad la mayoría de las veces comenzamos así una peleíta de enamorados? Ellos no hacen nada, no hay gestos, ni frases dañinas, ni nada fuera de lugar, ni na de na. En fin, pues tampoco entiendo por qué ha habido tantos conflictos diplomáticos entre países por gestos chorras. ¡Ah! Ya sé, es que el mundo diplomático está lleno de mujeres.

Y los silencios y las distancias. En eso sí que son unas máquinas y nosotras unas novatas en pañales. Pero cuando conseguimos imitarlos, sólo unos segundos,…. ¿No notan los nervios masculinos? Pero, por favor en qué quedamos…

De verdad que estoy confusa porque si el hombre es tan pacifista, comunicativo, reflexivo, sincero y cuidadoso, no entiendo, pero nada, el por qué este mundo ha crecido a base de conflictos. Será que detrás está la mujer incitando e incitando. Como dicen que detrás de un gran hombre hay una mejor mujer… ¡Mira que somos malas!

Las mujeres somos insoportables. A veces hay días que ni yo me aguanto, hasta tal punto que tengo ganas de darme vacaciones. Pero, por favor, otro dicho: Ellos ‘p’ comer a parte’.

No voy a hablar de la dudosa creencia esa que dice que los hombres carecen de defectos muy femeninos, como: el critiqueo, chismorreo, la hipocresía, intención de venganza, coqueteo…Y, es que intento ser ocurrente y arrancar sonrisas, así que no me voy a meter en fanguitos.

Bueno, esto es un guiño para todas las amigas peleonas. Un poquito de calma, que a ellos no les gusta la guerra. Y a mis amigos, un poquito de coherencia, que lo que nos vuelve locas son las contradicciones.

A ver si un día hacemos un experimento, nos ponemos de acuerdo y cambiamos los papeles. ¿Cómo sería ese día? ¿Pueden imaginarlo? Tendré que pedirle ayuda a mi amiga Mapi, la artista, porque eso de actuar se me da fatal.

Mucha paz, diálogo, comprensión, y mucho cariño, pero mucho, entre hombres y mujeres…


miércoles, 20 de mayo de 2009

A ver qué sale....

Llevo semanas pensando sobre el tema en el que me iba a centrar para mi última entrada. Decidí que,  tras el comentario de mi amiga Anita sobre mi falta de optimismo, tenía que hacer referencia a todo aquello que me arranca una sonrisa, una risa, una carcajada. Entonces me dediqué a anotar en mi retahíla de libretitas, que caen por sorteo un día sí y el otro también en el bolso, cualquier imagen que me alegrase. Pero he tardado desde la intención hasta el ahora, tanto, que para esta entrada he ido mentalmente cambiando los temas en función de mis pequeñas vivencias:

Anotación 1: Para Ana, escribir sobre las pequeñas cosas imperceptibles que  vivo, que observo y que aprecio. Sobre la felicidad. Mi felicidad.

Anotación 2: Escribir una larga disertación sobre la agresiva y larga entrevista de trabajo que tuve la semana pasada.  ¿Estoy preparada para volver al sistema? ¿El sistema debe ser el sistema?.

Anotación 3: Plantear un debate sociológico sobre la funcionalidad de las quejas razonadas en referencia a la ineficiencia, la ineptitud o el desinterés en los servicios públicos y privados.

Anotación 4: Reflexionar sobre reflexiones de otros.

Esto del blog se ha convertido en una pequeña autotiranía. En esta época mía de reciclaje- que no sé si está durando mucho o poco, que no sé si ya es a elección o por imposición- me paso los día pensando en el tema siguiente. Hay tanto de que hablar. Unos días me digo que lo hago por gusto, placer, que no tengo obligación y que si no me apetece, el blog se puede ir al carajo; otros, me digo que es una manera de mantener mi cabeza y mis dedos en funcionamiento, no vaya a ser que pierda la costumbre y, en ese día que deba volver a utilizar estos miembros para ganar dinero, no me acuerde de cómo funcionan; y otros, lo hago porque mis queridos me recuerdan que llevo tiempo sin escribir.  Esto me llena de orgullo.

Así que hoy, con un calor espantoso en la calle y un agradable confort en casa, decido servirme un vino, fumar un cigarro- perdona mi amor, perdona, mañana lo haré mejor- (Es que mi lagartija está de viaje y le prometí que en su ausencia dejaba realmente el tabaco, pero resulta que sin su presencia soy más débil). A lo que iba, que me disperso. Decía que: así que, hoy vamos a ver qué sale….

Como buena periodista, o casi, empecemos por el final. Las reflexiones de otros:

Anotación 4: Últimamente cojo la revista de El País para que me acompañe en mis paseos en metro- cada vez son más largos- con ello, consigo por fin terminarlas y aprender de otros. Al principio las leía intentando anotar mentalmente frases o nombres que me parecían curiosos. Ahora, llevo un bolígrafo y marco los párrafos interesantes a la vez que doblo las páginas. En un gran y amorfo círculo detallo dentro un: bueno, interesante, para recapacitar, en relación a las frases estrellas que leo. Para la próxima semana estoy pensando en llevar posits de colores acompañando a las revistas.  En ésta, estoy marcando un montón de frases. ¡Hay que ver la de gente inteligente que escribe por el mundo!

Hay un reportaje de Sonia Pulido que titula: ‘Si sabe sufrir, sufrirá mejor’. Merece una entrada para él solito. Pero que sepas Anita que me ha hecho sentir sana y coherente conmigo misma, cuando escribo sobre mi sufrimiento. Dejamos pendientes las reflexiones para esa futura entrada. ¿Vale? Como en los culebrones, con intriga…

Un apunte. Este mismo número contiene una entrevista realizada a Álvaro Uribe. La periodista, casi al final, tras una pregunta incomoda, anota la reacción del presidente '(Levanta muchísimo la voz)'  Ósea, que grita, pensé. Efectivamente, la sutileza se le olvidó unos párrafos más abajo, constatando con un '(grita aún más)'. Quedó claro.

Anotación 3: las quejas. Un día pasado fui a Zara a cambiar una camisa que me compré para la dichosa entrevista agresiva y que al final no me puse. En fin, me harte tanto de esperar un día entre semana en un Zara de seis plantas, a las doce del mediodía, para que me atendiesen, que tuve más paciencia todavía en esperar para que me diesen la hoja de reclamaciones. Una señora más furiosa que yo decía que no servía para nada. Yo, sin ánimo de llevarle la contraria, pero haciéndolo, le contesté que si todos reclamásemos y nos quejásemos sobre las cosas que no estan bien hechas, puede que sí sirviese para algo. Bueno, yo esperé y presenté mi reclamación. Me fui encantada, la encargada también estaba encantada porque según ella si hubiesen más quejas habría más personal, y la señora, tras comprar se fue igual de cabreada. El planteamiento es muy simple, de verdad demasiado simple, pero ¿cómo empezaron las mejores revoluciones?

Anotación 2: Tras salir de una  larga y dura entrevista de trabajo, que no busqué, mi indignación decidió por mí que escribiría una más larga disertación sobre el ridículo sistema de dime qué fantástica profesional eres, eres la mejor, eres la número uno...- esto lo marco en rojo porque dicen que es un color agresivo y así se entiende mejor la intencionalidad; también porque se lo he visto a una estupenda bloguera que está censurada por algún idiota y suelo copiar, que no plagiar, las buenas ideas. A lo que iba, pues que no…que no me voy a parar mucho en esto. La entrevista fue una experiencia que me recordó el por qué yo dejé atrás todo lo que no me gustaba. (Dicen que eso es tener valor, yo lo hice más bien por miedo)

La entrevistadora increpaba mis silencios, pero continuamente interrumpía mis exposiciones. En fin. En vez de una entrevista parecía una clase magistral en exclusiva para mí, gratuita y obligada de cómo debe presentarse uno a una entrevista de trabajo.  Bueno, me despedí de la querida maestra explicándole que prefería no aprender cómo debo ser, no vaya a ser que guste con el disfraz y tenga que representarlo cada día de mi vida para tener un trabajo.¿Imaginan?, olvidaría quién soy, como los hombres grises de Momo.

Anotación 1: Anita, he escrito esto en tres o  cuatro libretas que iba metiendo en el bolso. Apunta:  Imágenes de los atardeceres de Madrid en los paseos en moto; una batukada improvisada por Fuencarral en la que los ágiles enseñaban con tierna paciencia a niños bien torpes; Una mariposa roja colgada de la espalda; la noche en el mercadillo medieval- una buena iniciativa de triball- pequeñas hadas y troncos sonrientes;  quesos y quesos pa casa; sonidos perdidos de acordes de guitarra…de una gaita; toreros coloridos y brillantes reunidos frente a un hotel; el beso de una pareja; un concierto recordando a The Doors- muy bueno- ofrecido por El Irlandés; unos recién casados escuchando una traviata- de los mejores regalos de boda que ofrece un estupendo amigo; velas, aroma y buena música; Una sabia y descarada  desconocida encontrada al azar http://distanciasmuycortas.blogspot.com (tengo que aprender esto de los enlaces); una larga llamada de mi adorable amigo; un bebé en camino- no es mío-; Jazz en la paquita; orgasmos, buenos, muy bueno, geniales, estupendos, y si no, divertidos;  los te adoro de Ara; los te sigo de Ana; la visita exprés de Leti; la otra visita exprés de María; las llamadas de mi lagartija; los mensajes de mi lagartija; los te quiero de mi lagartija; los te echo de menos de mi lagartija, la cara de mi lagartija frente a los churros.

Hay más, pero ya sabes que en Internet debes ser todavía más conciso que en papel, por eso del aburrimiento, ¿A qué ya te has aburrido?

Dibujé una cosilla para este blog, pero es que no consigo que el escáner se alié conmigo, así que esperaré a mi lagartija para poner una imagen.

Por cierto. En relación a las quejas (anotación 3) estoy pensando  en hacer un blog que se llamará hartadera.com. No lo copien ¡eh! Confío en la buena fe.

Por cierto II. En relación a la entrevista agresiva (anotación 2). Sigo necesitando trabajo, pero que se abstengan las grandes empresas de recursos humanos autodenominadas cazatalentos. Gracias, pero para eso prefiero carecer de él. A los que les guste la creatividad, la fantasía, la intensidad, aprender y aprender y disfrutar aprendiendo, ya saben: busco trabajo, cometo errores y aprendo de ellos.

Y esto es lo que salió…..largo eh!

Pd: la elección de los colores para cada anotación es intencionada. En el rojo he dado una pista... ¿Y los otros? 

Risas, sonrisas, carcajadas para todos

jueves, 7 de mayo de 2009

Un poco más a la derecha

Un poco más a la derecha. No, no tanto. Levanta la cabeza. Un poco menos. Mira hacia arriba. Bien. Pero… levanta un poco la barbilla. Sonríe. Plas!!!


Qué difícil es hacer bien tarea, tras tarea, para que una simple luz de segundo  acabe con incesantes intentos que únicamente buscan, momento tras momento, una imagen agradable a la vista de tu pareja, y quede así grabada por los siglos de los siglos. Repites, una y otra vez, hasta que finalmente conseguís ese momento, vuestro momento.


A veces, la sensación de inutilidad se va adueñando de ti porque el camino que has elegido para realizar esas tareas y que tanto ha costado de recorrer parece, de nuevo, no ser el correcto. Pero, ¿qué hacer?  Tu cuerpo necesita descanso, tu mente equilibrio y el alma tiene que recomponerse de otro posible error. ¿Qué ha pasado? ¿Qué has hecho esta vez? ¿Qué has dicho? Has hecho todo cuanto estaba en tu mano, has esquivado las impertinencias, has estado atento ante cualquier descuido y los imprevistos que amenazaban han sido lidiados como buenamente has podido. Y de repente, vuelve a aparecer, en un segundo, la luz que te ciega momentáneamente  y te encuentras andando por un camino pedregoso. ¿Es cierto que todos los caminos llevan a Roma? Puede ser, pero no es fácil.


¿Cómo no morir en el intento de enamorar?, ¿dejándote enamorar sin dejarte llevar? Todo hay que pensarlo ¿Por qué? ¿Por qué empecinarse en esperar la siguiente caricia cuando ni siquiera se ha disfrutado de la última? ¿Por qué pensar en lo que hay fuera si ni siquiera conoces lo que hay dentro? ¿Por qué empeñarse en tergiversar las cosas? Me tachan de persona rara, pero cuando digo quiero esto, quiero esto. Cuando digo que necesito cinco minutos, no necesito todo el día, solo cinco minutos.  Cuando digo llamaré en cuanto acabe, llamaré, pero cuando acabe.


Da igual lo que hagas, como lo hagas, al final siempre aparecerá una dichosita luz que estropeará todo y vuelta a empezar. Una simple frase, un mal comentario, una mirada perdida que puede oscurecer el placer de amar para convertirlo en una picadura dolorosa y, a veces, hasta venenosa. Da igual cuáles eran tus intenciones porque se convertirán en sus intenciones, da igual el tiempo que dediques porque nunca será suficiente, da igual los besos que regales porque no irán precedidos de algo más, y al fin y al cabo, aunque hagas el amor y sientas que estás dentro de la persona que amas y le traspases  tus más íntimos sentimientos, verás que, en cuestión de segundos, una nueva luz ofuscará lo que momentos antes os llevaron a la cima del placer y del éxtasis.


Qué difícil es hacerse entender y que fácil lo ve uno mismo. Que fácil sería intentar comprender a la otra persona cuando crees lo que dice, sin avisos, sin toques. Si es blanco es blanco, no es gris y por mucho que se intente ver de otro color, sigue siendo blanco. Qué fácil sería reír y ser el mejor amigo todo el tiempo, sin roles, sin trampas, lo bueno y lo malo, la verdad. Intentar comprender, pero lo complicamos tanto, que en vez de hacer esto exigimos explicaciones, detalles que cuadren en nuestro subconsciente, sin traspasar la línea, sin alterar palabras que acaben en remolinos.


Aquel que opine que se puede fingir hacer el amor es que todavía no ha aprendido a amar. Amar no tiene reclamos ni peticiones, simplemente es un desbordamiento de sentimientos cual menos altruista. Qué complicado lo hacemos. Qué fácil debería ser cuando quieres.


Por todo ello, es más fácil mortalizar un momento sin ser avisado y dejando que la naturalidad hable por sí misma que tener que esperar la puñetera lucecita.


***Escrito por  ingravito en una noche de insomnio****

martes, 5 de mayo de 2009

Yo no tengo la culpa ¿no?

El domingo de este largo fin de semana fuimos a El Retiro con la intención de disfrutar de la prensa. En domingo, me apasiona leer El País y me apasiona más si en ese domingo luce el sol. Siento una cierta envidia por la forma de escribir de esos contadores de historias.

Yo andaba ojeando páginas del diario y él la revista. Me interrumpió mi lectura para pasarme un párrafo de un reportaje ‘Hogar dulce hogar ¿o la peor Pesadilla?' de Borja Vilaseca. Decía así: ‘’Después de demasiados años compartiendo piso con nuestra familia, muchos nos independizamos algo resentidos, saliendo por la puerta de atrás. Y al encontrarnos cara a cara con nuestra propia vida, no dudamos en culpar a nuestros padres y hermanos por nuestras lagunas afectivas, nuestras inseguridades e incluso por la rabia que experimentamos al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando nuestras relaciones más íntimas’’.

En ocasiones, creo que demasiadas, me refugio en esa inaceptable conclusión para justificar mi esencia, autoengañándome, plenamente consciente de que soy la única responsable del mal de mi vida.

Yo, como recomienda Vilaseca, hace tiempo que fui lo suficientemente consecuente para dejar de imputar a mi pasado mis actos presentes, mi talento y talante, o falta de ello, en mi relación con el mundo. Sin embargo, es más fácil culpar a otro ¿no? Siempre es más fácil responsabilizar a otros ¿no? El carpetazo es más limpio.

También me justifico preguntándome por qué voy a ser yo diferente si en muchas charlas descubro a diversos culpadores del pasado argumentando la amargura de su presente. Otro gesto fácil.

Gracias a estos culpadores del pasado, al verme en un espejo, aterrada retomo el argumento ‘de tú eres producto de ti mismo’. Intento no olvidarlo, no me presiono y, si un día caigo en ser un culpador del pasado, no me angustio, me abandono a ese sentimiento, prometiéndome que mañana volveré a ser producto de mi misma. Me doy licencia para un día de autocompasión, pero no más, ya que, entonces, sólo yo seré culpable del desagrado de mi hoy.

Por otro lado, caprichosamente también responsabilizo a mi pasado de las alegrías de mi presente. ¿Por qué no? Soy producto de mi misma ¿no? Así que, puedo hacer lo que me venga en gana y crearme como quiera utilizando y desechando lo que me apetezca.

La mayoría de los días me gusto, porque disfruto lo que han hecho conmigo aquellos que me han querido y me quieren.

Gracias a: Pedro, Ara, Cristina, Mavi, Virginia, Leila, Mapi, Aubin, Ratita, la Negra, María, Maricarmen, Las Evas, las Nurias, las Martas, las Elenas, las Arantxas, las Anas, los madrileños, los asturianos, los cántabros, los vascos, los alicantinos, los londinenses postizos, los canarios, los pasados, presentes, futuros y a Julio.  Mi pasado con ellos me hacen crear un buen presente y desear un mejor futuro.

Gracias a esos pasados, que intento conservar cada día con ternura, amor y respeto, - en ocasiones con gran torpeza- cuando tengo días por culpar al pasado, ellos me dan ánimo para  vivir, no malvivir, mi yo presente.

**Sulferilla, va por ti**

domingo, 12 de abril de 2009

Estupideces compartidas

Frases inoportunas, palabras exageradas, empeños, estúpido orgullo, silencios, huidas, insultos. Cualquier gesto puede dar un vuelco gigantesco a la situación y lo que parecía eterno se esfuma en menos de un segundo. Ya no existe.

Recuerdas la calma inmediata, las risas, el cariño, pero la ira no te deja recobrar ese estado. La ira, el desprecio, la rabia te impulsa a utilizar alguna frase más inoportuna todavía, palabras más exageradas, empeños más obsesivos, reestúpido orgullo, silencios más profundos, huidas más largas e insultos más dañinos. De vez en cuando, en medio de ese torbellino, la cordura te da un toque en el hombre e intentas reconducirte, pero cualquier otro gesto sin mucho esfuerzo te devuelve a la familiar ira.


Ya no te importa sobre que discutes. El objetivo a esas alturas es la posición en la que te quedas. Para quedarte en ella, rememoras la última frase que te ha indignado. Así de fácil le das una hostia de tres pares de narices a la cordura.

Otras veces te quedas a la espera, dejas en paréntesis tu cordura y tus disculpas y esperas a que venga el juicio ajeno, porque estás en el convencimiento de que otros también deben aprender a escuchar a su cordura y practicar el deporte de las disculpas.

Estás deseando que llegue ese momento para darle la bienvenida a la ternura, a la paciencia, a tu propia disculpa y, acompañados de todos, comenzar a describir lo que echabas en falta la calma inmediata, las risas y el cariño.

Deseas contar que la otra noche soñabas haciéndole el amor y que cuando despertaste no podías creer que el sueño no fuera una realidad, que en la cama estaba sola, mientras la ira se escurría por las sábanas.

Sigo esperando para comenzar a besar