viernes, 29 de mayo de 2009

Pero cómo es posible que haya habido tantas guerras en el mundo, si el hombre nunca quiere discutir…


Nota aclaratoria: Lo que escribo a continuación es de carácter genérico. Todo amigo que lo lea que no se dé por aludido, que siempre hay excepciones. En todo caso, si se da por aludido, por algo será….

En estos días tengo muchas charlas con mis amigas sobre sus relaciones con sus amantes, novios o más que amigos. Todas coinciden en lo mismo. El hombre no quiere, no sabe o no puede discutir. Todos coinciden en que no les gustan las disputas; intentan aparentar que no pasa nada, crean el largo camino de la distancia, aprietan el botón de la desconexión y provocan sus grandes momentos: el tiempo del silencio.

En fin, escuchando estas cosas llegó a la conclusión de qué el hombre es tan irracional como la mujer. Nosotras, casi todas, reconocemos nuestro punto de locura. Puede llegar a ser dramático, pero a pesar de ello, incluso nos reímos. Somos plenamente conscientes de nuestra histeria, nuestras inseguridades, nuestras debilidades, nuestra constante necesidad de cariño. Y, para más inri lo confesamos todo. Parecemos perros de agua… hasta que la insatisfacción y la decepción nos convierten en mastines rabiosos.

Bueno, el caso es que de las incongruencias de las mujeres se ha hablado y mucho. Tanto que las tenemos interiorizadas. Pero y el hombre¿?… de verdad que no me lo explico.

No tengo ni cultura, ni capacidad memorística para enumerar la cantidad de guerras que ha habido en este mundo…. Está claro y es un hecho que, por imposibilidad histórica, la mujer no las ha iniciado. Así que, ellos y sólo ellos son los promotores de estas guerras. Y ¿cómo es posible? Si no les gustan las peleas.

Todos o casi todos creen en la comunicación y en la sinceridad. En esto creo que mujeres y hombres debemos interiorizar estos conceptos de forma inversa. Mientras que nosotras no paramos de parlotear sobre nosotras, nuestro interior, nuestro estado emociona. Ellos balbucean frases cortas, desconectadas entre sí, con una pereza. Y yo me pregunto: pero, ¿Cómo es posible que estos señores hayan sido capaces de crear infinitos organismos locales, regionales, nacionales e internacionales, cuya única finalidad es el debatir? También es un hecho, por la misma razón anteriormente citada, que estas ilustrísimas instituciones no son producto de las mujeres., aunque nos hubiese encantado.

SINCERIDAD. ¡Guau! Qué término. Nos lo piden por activa y por pasiva…y tontas de nosotras lo creemos, peor todavía, lo ofrecemos. Pero, por favor. Intenten recordar todos esos momentos en los que el hombre se ha sincerado y con elocuentes argumentos han explicado cómo se sienten, qué les preocupa, qué les molesta, etc. etc. etc. ¿Cuánto duran esos momentos? Cuántas de nosotras podemos hablar de situaciones como:

Ella: ¿Qué te pasa?

Él : Nada

Ella: ¿Seguro?, te noto extraño

Él: No nada, estoy cansado..

Ella: ¿Sólo es eso?

Él: Qué no me pasa nada (se está irritando). Me pasas el pan....( no es una pregunta, no te confundas)

Después de unos meses- o a lo peor- unos años, te enteras, por un descuido de él, de que ese día estaba molesto contigo porque no le prestaste la suficiente atención o estaba celoso por un gesto de cariño tuyo a otro, o vaya usted a saber, porque a estas alturas tú ya te has olvidado de ese día. Te entra unas ganas enormes de abrazarle por ese descuido de sinceridad....

Somos unas agobiaderas e insistimos e insistimos y si no nos gusta una frase y un gesto, nos entristecemos y pensamos en ello y pensamos y pensamos ¡Buf, qué cansino! Ya… El hombre no, ¿Verdad? No le da importancia a nada de esas boberías. Si no contestas un mensaje, ¿no se pone nervioso? Si no estás igual de cariñosa ¿No pasa nada, no tiene que ver con él? Si estás silenciosa ¿No te agobia a preguntas?…No, definitivamente el hombre no cae en esas tonterías Nooooooooooo… ¿VERDAD?

La mujer siempre inicia las peleas. Bueno, la verdad es que como señala el dicho es que ‘Somos de armas tomar’- aunque las guerras no hayan sido producto nuestro- Pero, ¿Cómo comenzamos la discusión? ¿Entran por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja, encantados de ver tu bella cara y empezamos a gritar como locas? Desde luego que en casos excepciones de locura irremediable, Sí, así sucede. Pero ¿De verdad la mayoría de las veces comenzamos así una peleíta de enamorados? Ellos no hacen nada, no hay gestos, ni frases dañinas, ni nada fuera de lugar, ni na de na. En fin, pues tampoco entiendo por qué ha habido tantos conflictos diplomáticos entre países por gestos chorras. ¡Ah! Ya sé, es que el mundo diplomático está lleno de mujeres.

Y los silencios y las distancias. En eso sí que son unas máquinas y nosotras unas novatas en pañales. Pero cuando conseguimos imitarlos, sólo unos segundos,…. ¿No notan los nervios masculinos? Pero, por favor en qué quedamos…

De verdad que estoy confusa porque si el hombre es tan pacifista, comunicativo, reflexivo, sincero y cuidadoso, no entiendo, pero nada, el por qué este mundo ha crecido a base de conflictos. Será que detrás está la mujer incitando e incitando. Como dicen que detrás de un gran hombre hay una mejor mujer… ¡Mira que somos malas!

Las mujeres somos insoportables. A veces hay días que ni yo me aguanto, hasta tal punto que tengo ganas de darme vacaciones. Pero, por favor, otro dicho: Ellos ‘p’ comer a parte’.

No voy a hablar de la dudosa creencia esa que dice que los hombres carecen de defectos muy femeninos, como: el critiqueo, chismorreo, la hipocresía, intención de venganza, coqueteo…Y, es que intento ser ocurrente y arrancar sonrisas, así que no me voy a meter en fanguitos.

Bueno, esto es un guiño para todas las amigas peleonas. Un poquito de calma, que a ellos no les gusta la guerra. Y a mis amigos, un poquito de coherencia, que lo que nos vuelve locas son las contradicciones.

A ver si un día hacemos un experimento, nos ponemos de acuerdo y cambiamos los papeles. ¿Cómo sería ese día? ¿Pueden imaginarlo? Tendré que pedirle ayuda a mi amiga Mapi, la artista, porque eso de actuar se me da fatal.

Mucha paz, diálogo, comprensión, y mucho cariño, pero mucho, entre hombres y mujeres…


3 comentarios:

  1. Laura me encanta!!!
    yo me quedo con lo de la sinceridad NEVER EVER me voy a sincerar con nadie...
    ya ves lo q me pasó cuando me sinceré!!!!!
    también es verdad q si tienes algo q "sincerar" es q algo habrás hecho no?
    pues hala MEJOR NO DECIRLO
    plis chicas seamos malas q sino nos joden!!!
    besitos ARAN

    ResponderEliminar
  2. No...si a lo de sincero me refiero a ñoñerías...No siempre estamos haciendo mal las cosas. Pero sí tenemos la manía de hablar con blanca y limpia sinceridad sobre nuestros sentimientos. Buffff!
    Y no. Me niego a ser mala, por lo menos conscientemente...

    risas, sonrisas y carcajadas, que contigo seguro

    ResponderEliminar
  3. Tienes razón en muchas cosas. Los hombres somos también conscientes de vuestra histeria, vuestra necesidad de mimos constantes, a veces hasta pesaditas cuando intentamos apretar ese botoncito de la desconexión, y efectivamente os transformáis y os ponéis en modo mastín rabioso... digo cariñoso.

    Nosotros, tenemos un lenguaje universal, como el vuestro, pero probablemente más evolucionado. Me explico: Nosotros, con cuatro frases cortas balbuceantes, desconectadas y completándolas con un tímido gesto facial nos entendemos. Entonces vosotras preguntan: ¿pero de qué estáis hablando? A lo que nosotros, con pereza contestamos: Nada. Es muy perezoso dar tanta explicación.

    Vosotras, entráis en la "espiral infinita", empezáis a hablar, subís, bajáis, giráis, retorcéis una y otra vez y a las tres horas seguís hablando del mismo tema, cuando nosotros a los dos minutos ya hemos presionado ese botón de la desconexión y claro, al contrario que vosotras, se nos quitan las ganas de preguntar nada.

    Respecto a la sinceridad voy a intentar poner otro ejemplo:
    Él: ¿qué te pasa?
    Ella: nada
    Él: ¿seguro?
    Ella: si
    (No le pasa nada, perfecto y claro. No le pasa nada. Pero a los diez minutos, sin preguntar y a pesar de haber intentado hacer un poco el payaso sin éxito, viene:)
    Ella: ¡Qué pasa!! ¿No me vas a preguntar por qué estoy así?
    (Bronca)
    Mejor agachar la cabeza y suplicar perdón, no sea que se nos vaya a escapar: ¿pero de qué hablas? y entremos en la espiral infinita y la caguemos más. En ese momento, soléis hacer uso de vuestro don divino, y nos obligáis a entrar en vuestra batalla hasta hacerla nuestra. De ahí, quizá venga el origen de las guerras, porque estaréis de acuerdo conmigo que más viejo que las guerras, está el dicho que: "detrás de un gran hombre, siempre hay una grandísima mujer".

    ResponderEliminar